CHACHA WARMI Y EL NUEVO ROL
DE LA MUJER EN BOLIVA
Desde
los principios de la historia de Bolivia, el rol que ha tenido la mujer con
respecto a su participación en el estado ha sido relegado siempre a segundo
plano, pocos han sido los intentos de abrir espacios de debate y para formular políticas
públicas que permitan la inclusión de la mujer en el ámbito político, Pilar
Uriona identifica un conjunto de hitos históricos en relación al reconocimiento
de los derechos políticos y el reconocimiento de ciudadanía de las mujeres, señalando
que el sujeto de la ciudadanía era básicamente masculino en las seis primeras
Constituciones Políticas del Estado (Uriona, 2009).
Con
la formulación de la Nueva Constitución Política del Estado, las mujeres
tuvieron la oportunidad de tener una mayor participación, las organizaciones de
mujeres, articuladas entonces, en los que más adelante se denominaría
“Movimiento de mujeres presentes en la Historia, realizar también una serie de
acciones de incidencia para convertir en realidad la participación de las
mujeres en la Asamblea Constituyente, a
través de la incorporación de la discusión de género y paridad en el debate de
la Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente (LECAC).
Es
así que como producto de una mayor inclusión de la mujer, la nueva Constitución
Política del Estado garantiza la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos,
si bien las mujeres ahora más que nunca tienen un rol importante en el ámbito político,
la estructura colonial y patriarcal del estado hace que este rol se vea
seriamente limitado y en muchos casos negado, ante estas problemáticas la
necesidad de plantear nuevas alternativas para la inclusión de la mujer son
cada vez mayores, uno de estos es el denominado “chacha-warmi”, un concepto proveniente de la cultura andina que básicamente
es uno de los ejes centrales que sustentan
la complementariedad hombre/mujer en el mundo andino y que las mujeres y
hombres de esta zona ven como modelo para tratar la inequidad de género que,
supuestamente, existiría solo al exterior de esas comunidades. En su
perspectiva, el chacha-warmi es “expresión de convivencia entre partes iguales
o diferentes que tengan un propósito común”. En este sentido, el chacha-warmi
“trasciende la relación hombre/mujer” para situarse como “relación de
complementariedad sin asimetrías” en el propósito de coincidir y buscar juntos
(hombre y mujer) “la perfección”(Sanchez, 2008).
Si bien este concepto parece tener una
amplia aceptación en las comunidades del área andina, es importante mencionar
que según el relato y las experiencias de las propias mujeres de estas
comunidades, el “chacha–warmi” funciona siempre a la hora de asumir las responsabilidades
productivas, pero señalan que ya no es
así en los espacios de participación social y política o de representación de
la unidad familiar o de la pareja (Sanchez, 2008), por lo que uno pensaría que
esta milenaria costumbre no seria nada mas que una simple asignación de
derechos de participacion a las mujeres y que esta estrictamente limitado en el
contexto de la producción agrícola y nada más.
Sin duda la necesidad de formular políticas
públicas que permitan a las mujer poder tener mayores espacios y oportunidades
para ocupar cargos jerárquicos es imperiosa, sin embargo lograr leyes que
respalden a las mujeres no es el fin de este largo camino de cambio en la
estructura del estado, el problema principal
se centra en la capacidad de poder cambiar los pensamientos y paradigmas profundamente
arraigados en la sociedad boliviana, que centran a el hombre como epicentro del
entorno en el que este se desenvuelve.
BIBLIOGRAFIA
Ivonne Farah Henrich, Carmen Sánchez García (2008). Perfil
de género Bolivia, La Paz – Bolivia: CIDES – UMSA.
Novillo (2011). Paso a Paso asi lo hicimos: Avances y desafíos
en la participación política de las Mujeres. La Paz – Bolivia: Coordinadora de
la Mujer.
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